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Cuesta no tratar de la faceta humana de Raúl. Quienes le conocimos, sabemos de su espíritu vital, su bonhomía, su cariño por la cultura, su empatía, su ternura. Pero hoy no toca hablar del amigo, sino de quien fue nuestro camarada durante tantos años.

Todos somos necesarios para los nuestros, muchas anécdotas compartidas, retazos de vida e hilos invisibles nos unen a familiares y amigos. Pero hay personas que son imprescindibles para los colectivos; personas sin cuyo esfuerzo hubiera sido imposible mantener abierta la puerta del futuro cuando a nuestro alrededor se desmoronan las certezas y la confusión alcanza a todos; personas sin las que se hace difícil mantener la firmeza cuando soplan malos vientos.

Y Raúl Marco fue uno de ellos; una de esas personas que se definen no solo por su talla humana, sino también por el rasgo que las hace imprescindibles; Raúl Marco amaba la vida, y por ello mismo fue un luchador, un comunista, toda su vida; mantuvo en alto siempre los objetivos que alumbraron el nacimiento del Partido Comunista de España de José Díaz, de Dolores Ibárruri, de Julian Grimau y tantos otros; de aquel partido que dirigió la lucha colectiva de nuestro pueblo durante los años de plomo de la dictadura franquista.

En 1964, cuando la traición jruchovista abría paso a un largo proceso de liquidación de las conquistas del primer estado socialista de la historia, un estado que en un periodo histórico particularmente duro había sido capaz de convertir un país atrasado en la segunda potencia industrial del mundo, derrotando el intervencionismo imperialista y el criminal régimen hitleriano, demostrando la superioridad de la economía planificada y socialmente controlada frente al capitalismo; cuando millones de comunistas asistían confundidos a los primeros ataques contra Stalin y otros grandes dirigentes soviéticos, mientras los viejos partidos renegaban de los objetivos revolucionarios y en España comenzaba a hablarse de “reconciliación” con el enemigo fascista que aún asolaba nuestras tierras, Raúl, Elena Odena y un puñado de cuadros y militantes del viejo PCE comenzaron la tarea de recuperar al Partido de los comunistas.

Eran los tiempos de las “vías nacionales al socialismo”, en los que surgían en el campo popular teorías que abrazaban el irracionalismo, renunciaban al método dialéctico y cuestionaban abiertamente el marxismo, abriendo el campo a todo tipo de aberraciones y extravagancias teóricas que negaban el papel del proletariado y de la organización de clase como elementos determinantes para la superación revolucionaria del capitalismo.

Años después, a principios de los noventa del pasado siglo, cuando la URSS desaparecía y China comenzaba su carrera hacia el capitalismo de estado; cuando se abría paso el capitalismo globalizado, aquellas teorías terminaron provocando la disgregación del campo popular en diferentes frentes en torno a identidades culturales desagregadas. Entonces, cuando la mayoría de los partidos comunistas habían pasado a ser apenas la sombra de aquel movimiento que estremeció al mundo y abrió la esperanza a los parias; en momentos particularmente duros para el camarada que tuvo que soportar la traición de muchos de sus colaboradores que pretendían liquidar el PCE (ml), Raúl se mantuvo firme.

Y si es difícil mantenerse entero cuando aquellos con los que has peleado codo con codo traicionan los principios, no lo es menos no aislarse, no cerrarse frente a quienes no compartiendo plenamente tu punto de vista, están dispuestos a andar junto a ti una parte del camino.

Y esa fue otra faceta clave en el camarada. Raúl Marco. Nunca fue un sectario; siempre estuvo dispuesto a compartir la lucha con quienes defendían como él y su partido un cambio radical para ir a la raíz del problema de esta democracia inacabada que se ha enseñoreado de nuestras tierras.

El FRAP, cuyo primer presidente fue un amigo, un socialista de verdad, Julio Álvarez del Vayo, fue la primera prueba; el FRAP de José Delgado, Cipriano Martos, José Luís Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Xosé Humberto Baena Alonso.

Luego, la Convención República, la Plataforma de Ciudadanos por la República, la Federación Republicanos, han sido otros tantos ejemplos de unidad encabezados por Raúl Marco y su partido, que han contribuido a sostener el espíritu de ruptura de nuestro pueblo frente al régimen monárquico y encendida la llama de la unidad consecuente de la izquierda; una unidad sin la que hoy no cabe esperar alivio a la penosa situación que viven millones de familias trabajadoras en nuestro país.

Para los comunistas, la superación del capitalismo es una tarea internacional, un objetivo que no se entiende sin el trabajo de toda nuestra clase ; los trabajadores no podrán liberarse del yugo del capital, sin unir sus esfuerzos por encima de fronteras y barreras artificiales creadas por un modo de producción que condiciona nuestras vidas en todas sus facetas, no solo las materiales, también las espirituales.

Raúl Marco desde el principio fue impulsor  de la Coordinadora Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas. Y hasta su muerte apoyó el desarrollo de la CIPOML que hoy agrupa a fuerzas comunistas del mundo entero.

Con representantes de algunas de ellas a los que agradecemos su presencia, hemos tenido el honor de compartir este homenaje a un comunista sin el que no cabe entender una parte sustancial de la historia de lucha de nuestro pueblo y nuestra clase.

Aquella puerta que el camarada Raúl Marco contribuyó a mantener abierta, no se ha cerrado; nuevos camaradas jóvenes se incorporan a la lucha por los mismos objetivos que animaron su vida; aprenden en la práctica las razones del combate que enfrenta a los siervos con los dueños de la riqueza; una lucha que no terminará hasta que no dejen de existir dioses, reyes ni tribunos.

Queda mucho esfuerzo para llegar a ese objetivo, pero ejemplos como el del camarada nos ayudan a superar los obstáculos. Vienen tiempos duros en los que los comunistas vamos a necesitar la entereza y la firmeza de camaradas como Raúl Marco.

Querido camarada Raúl, nuestro Partido, tu Partido, seguirá trabajando por conseguir que esa puerta que sigue abierta gracias a tu esfuerzo, dé paso al torrente de libertad que rompa las cadenas de los siervos.

Honor y Gloria al camarada Raúl Marco.

Video de la intervención del camarada:

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