Redacción

El 16 de febrero se celebró en el Ateneo de Madrid un acto sobre “Memoria y vigencia del Frente Popular de la II República”, organizado por la “Agrupación Ateneísta Juan Negrín” y la Sección de Ciencia y Cultura Militar”, para conmemorar el 86º aniversario de la victoria frentepopulista en las elecciones de febrero de 1936.

La presentación estuvo a cargo de D. Miguel Pastrana y participaron nueve ponentes, hombres y mujeres ligados estrechamente a la vida del Ateneo, entre ellos nuestro camarada Carlos Hermida, de cuya intervención entresacamos estas palabras:

“El triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936 fue un acontecimiento trascendental en vida política de la II República española. Era la primera vez en la historia contemporánea de España que un amplio abanico de fuerzas políticas de izquierda, desde el republicanismo pequeñoburgués hasta el comunismo, se unían en una coalición electoral sobre la base de un programa común.

La izquierda supo ver el peligro del avance del fascismo y, superando diferencias ideológicas, las organizaciones que integraron el Frente Popular fueron capaces de ponerse de acuerdo en lo que les unía, sobre la base de unos puntos programáticos claros y nítidos: defensa de la República, reanudar el programa reformista iniciado por el gobierno de Azaña entre 1931 y 1933 y amnistía para los 30.000 presos políticos encarcelados por los sucesos de la revolución de octubre de 1934 (…).

Pero el Frente Popular es pasado, es historia, y nosotros debemos centrarnos en el presente.

Nuestro país se encuentra en una situación muy difícil, muy grave. Hay en España 11 millones de personas en situación de pobreza. La corrupción es sistémica, alcanzando a las más altas instituciones del estado, lo que provoca desmoralización y frustración en amplios sectores de la sociedad. No somos un país soberano porque pertenecemos a una organización terrorista, la OTAN, y tenemos bases militares estadounidenses que son un peligro para la seguridad nacional. El fascismo avanza rápidamente, como se ha demostrado en las recientes elecciones en Castilla y León, difundiendo un mensaje de odio que está calando entre las clases populares (…).

Para superar esta situación, para hacer frente a estos problemas, se necesitan reformas estructurales, pero no se pueden llevar a cabo dentro del actual sistema político y jurídico; no pueden materializarse en el marco de la monarquía y la Constitución de 1978, porque ambas son los pilares que sustentan un orden político y económico al servicio de la oligarquía. No hay posibilidad de regeneración democrática dentro de esta monarquía gangrenada por la corrupción y heredera directa del franquismo.

El objetivo no puede ser otro que su superación mediante la proclamación de la III República, de una República Popular y Federativa (…). Pero esta República no va a caer del cielo ni va a crecer espontáneamente. Hay que luchar y trabajar por ella. Y para hacer realidad este objetivo, las organizaciones de izquierda deben unirse, como en el año 1936, y forjar de nuevo un Frente Popular sobre unas bases claras, que deben incluir:

-Un programa de transformaciones económicas profundas y rupturistas, y no los sucedáneos que vende el gobierno.

-La salida de la OTAN.

-El reconocimiento del derecho de autodeterminación para las nacionalidades históricas.

-La recuperación de la memoria histórica para hacer realidad la “verdad, justicia y reparación” para los familiares de las decenas de miles de víctimas del criminal régimen franquista.

(…)

Esta es la tarea prioritaria y urgente, porque si la izquierda es capaz de unirse en torno a un programa de este tipo se podrá detener al fascismo, vencer a la oligarquía y caminar hacia una República que nos restituya la soberanía nacional y la justicia social.

Hubo una luz en 1936 que fue Frente Popular. Hagamos que esa luz brille de nuevo en nuestro país”.