El domingo 5 de marzo a las 5 de la tarde, en Villalba (sierra de Madrid) los trabajadores de los supermercados Gigante estaban convocados a una asamblea. Hace más de dos años que empezó el conflicto, del que hemos venido proporcionando amplia información: los herederos del fundador de la cadena Gigante llevaron a la empresa a una situación de deterioro y desabastecimiento provocados, con pérdidas a lo largo de este periodo. La situación desembocó en un concurso de acreedores y la intervención de un juez que va a decidir a qué empresa, de las interesadas en su compra, se la adjudica.

En la asamblea, el Comité de Empresa, elegido tras la iniciación del conflicto, ha explicado qué empresas han hecho una oferta, las condiciones de los dos principales compradores y los pliegos de condiciones. Una de ellas hace una oferta económica para adquirir todas las tiendas menos dos, la del Escorial y la de la carretera A6, se deshace de parte del almacén y también del servicio de mantenimiento. Contempla de entrada el despido de setenta trabajadores. La otra empresa hace una oferta económica algo menor, pero adquiere todas las tiendas y se queda con todo el personal.

El informe que el Comité de Empresa ha elaborado, y que entregará al juez al comienzo de semana, hace una valoración positiva de la empresa que no contempla despidos, ya que su único objetivo a defender son los puestos de trabajo. Estima que la cuantía mayor de la oferta económica de la empresa que contempla los despidos sería absorbida por las indemnizaciones a los trabajadores, entre otros factores. Ninguna de las dos empresas da seguridad alguna sobre el mantenimiento de los puestos de trabajo que subrogarán.

La dirección de Gigante ha hecho llegar los listados de los setenta trabajadores que serán despedidos, caso que la decisión fuera la venta a esa empresa. Ninguno ha podido explicar los criterios que esa empresa ha tenido para elaborar el listado y que elementos de la dirección de Gigante ha podido dar datos para la misma ya que no hay elementos que den una coherencia, aunque sea con criterios estrictamente empresariales, de edad, antigüedad, cargas familiares, productividad… que la justifiquen. El propósito es claro: dividir a la plantilla e introducir el miedo para que los que no están en la lista no se muevan.

La situación es grave, la plantilla (particularmente los que no están en la lista) tiene actitud de aceptación resignada, sin ser consciente de que ninguno tiene asegurado, ni siquiera a corto plazo, el puesto de trabajo. Los trabajadores que han acudido a la asamblea han remarcado que la unidad y la solidaridad es un valor esencial que necesitan recuperar.

Cargos municipales de los distintos pueblos de la Sierra han acudido a la asamblea y están presentando mociones de apoyo al mantenimiento de todos los puestos de trabajo. También en expresión de solidaridad hemos participado organizaciones políticas y sindicales, entre ellas nuestro partido.