×

Advertencia

JUser: :_load: No se puede cargar usuario con el ID: 221

Qué les queda a las clases populares, más allá de la reivindicación activa, sino contemplar con rabia la sinvergonzonería con la que se hacen pasar desde hace casi 40 años en nuestra región los Premios Príncipe de Asturias, renombrados Princesa en 2014 en un afán de perpetuar con naturalidad la monarquía hereditaria.

Cualquiera diría que a la familia real le vino al pelo que en la Constitución de 1978 se reestableciera a Asturias como un Principado. Qué gloriosa oportunidad para “consolidar los vínculos existentes entre el Principado y el Príncipe”, como expresaba el periodista Graciano García, principal impulsor en los 80 de la Fundación Príncipe.

Cuán grande es la hipocresía de una monarquía continuista y heredera del franquismo, que transformó el Siglo de Plata de la cultura española en el denominado “páramo cultural”, al pretender entregar galardones a la concordia o a la comunicación y humanidades.

El pueblo asturiano, en concreto, y el español, en general, no debe ningún vasallaje a una monarquía electa por Franco. La subida al trono de Felipe apuntaba ya en 2014 hacia el seguimiento del legado de su padre, Juan Carlos I. La reforma tibia que no cambia el fondo de corrupción y represión, el empeoramiento gobierno tras gobierno de las condiciones de la clase obrera y el descanso en la figura del rey de las llamadas “responsabilidades históricas”.

Los Premios no son sino uno de los muchos mecanismos de maquillaje de los que el reinado de Felipe VI se pretende servir, igual que lo fue en su momento la burda aproximación al feminismo y a la comunidad LGTB, sin desprenderse nunca de la estela del franquismo y de su tesis: la unidad de España, la defensa del honor militar y, ante todo y como siempre, el mantenimiento de las oligarquías y dirigentes en sus puestos.

El hecho de ostentar la Jefatura del Estado de este putrefacto y vanidoso régimen monárquico no sólo debería invitar a su desestimación. Debería movernos hacia la lucha por su derogación, hacia la organización por una Tercera República Española, popular y federativa, con candidatos electos y sin derechos hereditarios. 

¡Por la república y contra la monarquía borbónica, organízate!

18 de Octubre de 2019

PCE (m-l) de Asturias y JCE (m-l) de Asturias